martes, 2 de agosto de 2005

La fiebre del Sudoku

Aquí está el texto que Màrius Serra publicó el 26 de julio en La Vanguardia.

La fiebre del Sudoku

Lo habrán visto porque es un juego numérico que ha provocado una auténtica fiebre. Le llaman Sudoku y tiene el aspecto de una parrilla de crucigrama de 9x9 con sus 81 cuadritos agrupados en nueve cuadrados interiores de dimensiones 3x3. En cada uno de ellos hay, por tanto, nueve cuadritos que rellenar con las cifras del uno al nueve, sin repeticiones. Naturalmente, algunos de los cuadritos ya están numerados. En total, de los 81 cuadritos de la parrilla, nos dan entre 25 y 30.
Ésa es la pista imprescindible para intentar resolver un problema de Sudoku. La única norma es que el mismo número no debe coincidir nunca ni en una fila (horizontal) ni en una columna (vertical). Es decir, que en una parrilla completa de Sudoku cada fila o columna contiene los nueve dígitos, del uno al nueve, sin repetición, y lo mismo sucede dentro de cada uno de los nueve cuadrados interiores. La parrilla de 9x9 acaba conteniendo 9 ejemplares de cada uno de los 9 dígitos. Toda una prueba del nueve.
A simple vista parece un juego banal, pero poca gente logra completar una parrilla en menos de veinte minutos. Es un gran pasatiempo. La sencillez de su planteamiento contrasta con su dificultad de resolución, de modo que engancha sin paliativos. Hace meses que los exigentes lectores de The Times empezaron a aficionarse a él. Algunos pedagogos cantaron sus virtudes y un programa de televisión lo adoptó. Luego saltó al Corriere della Sera y este verano diversos diarios españoles se han apuntado al carro. Si buscan en la red, verán que se comercializa un programa que fabrica los problemas automáticamente. A miles.
Este es un juego muy antiguo. Si ahora le llaman Sudoku es porque la empresa japonesa Nikoli rebautizó así el juego que las revistas norteamericanas llamaban Number Place. Los japoneses admiten que lo copiaron en 1984. Al principio le llamaron Suuji wa dokushin ni kagiru (algo así como números solteros), pero era un título muy largo y pronto lo redujeron a su (número) doku (soltero). Hoy es un juego tan popular en Japón que da vida a cinco revistas con un tiraje, según fuentes de Nikoli, de 660.000 ejemplares mensuales. Lo que Nikoli pudo registrar es el nombre, de modo que los demás siguen llamándole Number Place y tan anchos, mientras que aquí en Europa los diarios pagan derechos por reproducir un nombre simplemente porque se ha puesto de moda. Puro humo. Cuando en el año 1978 Georges Perec publicó su conocida obra La vie: mode d´emploi basó la estructura de su novela en un edificio parisino a lo Rue del Percebe de 10 pisos con 10 vecinos por rellano que se asemeja a las condiciones del entonces nonato Sudoku. El edificio es una parrilla 10x10 que contiene dos elementos por vivienda, y esos elementos no se repiten nunca en los apartamentos que comparten fila o columna.
La deseable defensa de los derechos de autor nada tiene que ver con el uso que las grandes corporaciones suelen hacer de sus derechos adquiridos sobre productos universales. Cualquier aficionado a este magnífico problema numérico podría empezar a publicar los suyos bajo cualquier otro nombre sin llenar los bolsillos de los vendedores de humo. ¿Qué tal Re9? En castellano resultaría renovador y en catalán haría mucho ruido.

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